Ya no le importa verlo tan sólo. Tiene las pastillas debajo de la almohada y una daga bien afilada. Está tan bien maquillada y en su mano carga con una recortada. La pollera le llega hasta la cien y se pone una remera de quien sabe que.
Le encanta aparentar, pero es una perra. Sólo quiere saber donde está, donde fue. Toda la noche lo esperó.
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