Enfermos, enfermas, dementes por doquier. No quiero ser parte de esto, lo odio, me repugna, me repugnas. Cambian y difieren, se aman, se pelean... aborresco sus palabras, sus ojos hundidos en el enojo pasajero que se vuelve cotidiano. Las palabras son como dagas, sútiles pero peligrosas. Una a una me hieren y no aguanto, no resisto, no controlo mis respuestas. Me harte de tu ira, de vos, de todo... una hija es algo muy valioso y si tu hija no es valiosa para vos entonces para que seguir simulando tu paternidad...
¿Escuchaste hablar del parricidio? Yo lo tuve en cuenta muchas veces...
ResponderEliminarIba a hacer un comentario tan simmilar al de la poyo.. Me sorprendió. La poyo, y el relato. :D Beso bonaaaann !
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