Se sentía jovén, pero él sabía que era un simple adulto. Cargó de recuerdos la valija y sintió vacia la habitacion. Ese adiós no pudo ser más duro, pero comprendía que si seguía con la farsa algún día todo se desvanecería.
La ducha le sentó bien, tenía la mente más clara para fantasear en soledad. Calzó los jeans sobre sus piernas y estos caían de su cuerpo sin remordimientos, tomó los tiradores de su padre. La ropa era lo único que le quedaba de él. Luego todo supo ajustarse.
Miró el reloj que guardaba en su bolsillo, aún lo conservaba. Éste marcó las tres en punto. El tiempo corría y él comenzaba a extrañarla.
Vestido completamente y con la valija en una mano y su guitarra a cuestas, dejó su hogar. La nota sobre la mesa sólo decía "adiós".
Al caminar por esa avenida desierta sintió el miedo y la nostalgia. Ahora la noche era su amiga y lo acompañaba a morir.
Alquiló un cuarto en el centro, no era de lo mejor pero el sueño lo acechó y aún no estaba listo para dormir en la calle.
Se recostó sobre la cama y prendió un cigarro, se mareaba al fumarlos, pero le quitaba la tensión. Mirando el cielo razo recordó su cara al dejarla. Comenzó a recordar el calor que sintieron sus labios al besarla. ¡Maldita pendeja!- gritó y sintió el dolor de haberse marchado.
Ahora estaba sólo, ambos estaban sólos. Todo coincidia y él la olvidaría.
Los parpados cansados cayeron sobre sus ojos marrones, provocandole el sueño súbito.
Despertó con ansiedad y ésta lo acompañó hasta dejar aquel hotelucho donde había pasado la noche.
Caminando a través de las masas infernales que acechaban la ciudad al mediodía, sonrió deseando encontrar un mañana.
bueena historiaaa! va a serguir esta seguidilla ?
ResponderEliminarBesos
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ResponderEliminarContracultura, arte y contrainformación ...