Fabricante de Mentiras (Bitacora de Ensueño - Anexo)

Entre pañuelos y delirios ella soñaba.
El humo del cigarro se consumía en sus pulmones y sus ojos eran de un cristal azul. Inmovíl ante la presencia de la nada, estaba inmutada.
Las manos le sostenían el rostro, provocandole una apariencia casí "visionaria". La boca tensa, sutil y roja, ese rojo carmín que adornaba sus labios conseguía estimular a cualquiera que la observara fijamente.
Logró caer en sí, cuando el teléfono sonó. No llegó a atenderlo, aunque realmente ya no le importaba. Pusó la paba sobre la ornalla y se sentó en la mesa, mientras esperaba el agua comenzó a juguetear con las migajas del pan. Se imaginó mil y unas formas, mil y una historia, mil y un sueños, mil y un momentos felices, mil y un sufrimiento y sus manos comenzaron a sudar. Las migas del pan se había pegoteado en sus dedos y el agua hervía. Dejó todo para después.
Se calzó los zapatos y los anteojos, y al abrir la puerta de su casa el mundo parecía sonreírle. El sol hacía que su cabello se vea más rubio de lo normal y su piel se enrojecía a medida que pasaban las cuadras.
Los árboles le silvaban al pasar y ella esbozaba una sonrisa. Recordó mucha gente, en un segundo su mente podía viajar años luz, casí fugaz. Pero al recordarlo a él, su ceño se frunció, ese que siempre estaba pero que nunca aparecía, ese que todo lo iluminaba pero vivía entre las sombras, ese que lloraba lágrimas de cristal pero tenía el corazón negro. Ese que ella amó pero que jamás apareció.
No fue hace mucho tiempo atrás. Ella era jovén, cargaba con 17 años y su persona necesitaba amor.
Amor? que término tan confuso y rebuscado, pensaba ella. Núnca lo entendió ni tuvo el agrado de intentarlo. Sólo sabía que sus hormonas alteradas por la adolescencia hacían que ella se sonrojara al ver pasar a aquel jóven. Completante inocente, era una niña. Pero él la hacía sentir tan mujer, tan hermosa, la hacía sentir amada, pero sobre todo bien.
Amaba pasar las tardes con él, mientras sus ojos jugaban a esconderse. Odíaba verlo partír por aquella esquina, sentía miedo al verlo marcharse y que jamás volviera a sus brazos.
Con él todo era maravilla, con él el día era naranja, con él su piel se erizaba, con él todo era tan diferente.
Sus padres jamás entendieron ese cariño, eran tan fuerte, pero a la vez tan débil. Sus amigas no querían verla lastimada, procurando acompañarla en sus decisiones. "Tres cabezas piensan mejor que una" decían y luego largaban una carcajada. No sabían cuales eran las intenciones de aquel jovén tan extraño, que apareció en su vida en un abrir y cerrar de ojos.
"Algún día todo acabará, tienes que entender y saber aprovechar los buenos momentos, porque la tempestad llegará y tendrás que tomarla como experiencia" le dijo él una tarde. Ella lo miró perpleja y una lágrima le corrió el rimel. "No, no debes llorar, debes armarte de valor" le dijo. "¿Será pronto?" preguntó ella. Y él no contestó.
El silencio nunca otorga, siempre calla y todo oculta.
Los días fueron normales, pero ella se mostraba distante, aquellas palabras aún repicaban en su cabeza y él no parecía inmutarse.
De un día para el otro, el cielo ya no era celeste, los días dejaron de ser naranjas, su piel ya no se erizaba, lo vió alejarse por aquella esquina y ya no tuvo miedo. Tuvo tristeza, porque sabía que ahora era real, aquel miedo se hizo real. Ella ahora pasaba los días sóla, miraba por la ventana a ver si él aparecía en algún momento. Luego todo quedó cerca del teléfono, ya no lo oía sonar como cuando él llamaba.
El tiempo comenzó a pasar, ya no eran días, eran semanas que luego fueron meses y ahora son años. Su paradero era un interrogante para ella, sólo recuerda lo que le dijó aquella tarde cuando él se marchó, "recuerdame, yo siempre voy a estar para vos, no te olvides de mí. Por favor" y él la besó.
Ahora bajaba las calles, solitaria. Ese recuerdo tan instantáneo la hizó sonrojarse. Al cabo de unos segundos el cielo era naranja y su piel se erizaba. Él que nunca estaba, él que jamás apareció, se hizó presente en ella.
¿Acaso sólo vivía de sueños y recuerdos?

"Alcanzamos las alturas mareadas de aquel mundo soñado, estorbados desde siempre por el deseo y la ambición. Hay un hambre todavia insatifecha y nuestros ojos cansados todavía se apartan hacía el horizonte pensando en este camino donde hemos estado tantas veces.

El pasto era más verde

La luz era más brillante

El gusto era más dulce

Las noches de maravilla con amigos rodeados

La niebla de la mañana brillando

El agua fluyendo

El río infinito

Por siempre y siempre"


Pink Floyd


-A veces la vida me sorprende
"Es más el sufrimiento que los momentos felices" dijó hoy una amiga... "Escapista, en la vida hay que ser un escapista" respondió otra, sonriendo. Y esas palabras me repicaron todo el día. Calme la ansiedad con un poco de música, me calmó el animo, dejé de ser un puñado de nervios y especulaciones. Y procuré dejar la mente clara y dejar que las cosas fluyan a su manera y con su debido tiempo... y será lo que quiera que sea.
Arriesgate querida,
deja de soñar
y unete a luchar!










-Basta basta basta basta basta... CHAUUU
Y la verdad te entiendo, era de esperarse.
Me dejaste TODO claro, clarisimo. La hiciste buena, buenisima.
Y ahora debo olvidarme, por completo!












-Puedo irme bien a la c*ncha de la lora, por pelotuda.
Y parece que el tiempo te congeló, desde que naciste hasta hoy. Del vientre de una mujer al sexo similar. Es mujer! gritó el papá y la madre comenzó a llorar, era demasiada la felicidad...

No alcanza un sólo día para conmemorar
¿8 de Marzo?
Somos mujeres TODOS los días de nuestras vidas!

Para noches de Alquiler

Para noches de alquiler, tienes las mil y una caras
Puedes ser muy cordial
Y también muy descarada.
Te calzas tu vestido rojo con las botas aterciopeladas.
Con la cara pintajerrea, salés a recorrer.

Para noches de alquiler, no te importa si son guapos
Si son buenos, si son malos.
Tú le bailas al desconcierto, a la rareza, a la duda.
No sientes el miedo, ni la vergüenza
No te importa si te matan.

Para noches de alquiler, tu conciencia pende un hilo
Te crees la reina de la locura
Gritando, riendo, llorando, bailando, llorando, llorando, llorando.

Para noches de alquiler, tu mente desborda
Tú cuerpo pide a gritos la pasión
Y tu boca la invoca.

Para noches de alquiler, al lado de un desconocido
Le rezas al dolor y al miedo
Llorando por el tiempo perdido
Y pides a gritos una explicacion.